Las plantas hay que cuidarlas,
Mimarlas, acariciarlas,
Rociarlas con agua, suavemente.
A mis plantas les gusta la luz,
Sea del sol o de la luna
Y la brisa suave del ocaso
Por eso las dejo jugar todo el día
cerca de la ventana,
Ensimismadas, como las niñas.
A mis plantas las llamo por su nombre
Penélope y Sofía
Y poco dice el nombre
De su belleza
Una es del Tibet, la otra de Santa Marta,
Pero tienen la misma edad,
Pues ambas fueron sembradas en el solsticio
Y morirán en la primavera,
Aunque morir para los hindúes es transmutar,
Cambiar de estado,
Para volver a nacer, retornar.
Los japoneses dicen que hay que hablarle a las plantas
Como hacen algunas viejitas
Porque las plantas tienen oídos
Entonces como un loco,
me paro frente a ellas a recitar poemas,
Ya hasta me aprendí de memoria
el Lamento de Ariadna
y la ROSA DE MELANCOLIA.
Las plantas escuchan atentas…
Y esas noches oscuras
como un mar de tinta.
enciendo el pebetero sobre la mesita de acacia
y pongo a sonar el tocadiscos
A las mías les gusta Debussy, Liszt y Chopin y saben distinguir
si el nocturno es de Gilels o Arrau…
No hay comentarios:
Publicar un comentario